miércoles, diciembre 13
#1 Jude
Fumábamos juntos en el parque durante las tardes de algún mes perdido en el tiempo. Me gustaba mirarlo de perfil, intentando descubrir sus ojos detrás de las gafas tipo Alex Turner que lo acompañaron todo esa primavera. También me gustaban sus ojos, entre café y miel, y el gesto que hacía cuando intentaba recordar la letra de alguna canción enterrada en el fondo de sus recuerdos de infancia. A su lado me sentía como una niña enamorada, aunque sabía que aún no lo estaba -pero se sentía bien estar así, medio desparramados en el césped, mirando cómo pasaban las nubes mientras el sol se nos caía encima, sin que nada más en el mundo importara. Ni siquiera recuerdo cómo o cuándo lo conocí. Solo recuerdo su sonrisa, la sensación de sus abrazos, el sonido de su voz susurrándome una canción de Ed Sheeran, y las canciones que cantaba para mí en alguna conversación hasta las infinitas de la madrugada. A veces lo miraba y me preguntaba por qué lo había conocido, o cómo era que no lo había visto antes. Pero en ese tiempo era una amante del drama, y todo se sentía tan bien que me parecía sospechoso, así es que en noviembre decidí que ya era suficiente. Él decidió lo mismo. Nunca más escuché su voz cantándome al oído, ni vi sus gafas de marco cuadrado. Cinco años después, muchas vidas después, volví a recordar su risa y me reí con él, en ese momento perdido en una primavera de la post adolescencia, en el único parque de la ciudad. En la realidad de al lado, algo se estremeció por segunda vez.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario