domingo, octubre 22

#92

Me siento al borde de la carretera por un momento, para tomar un respiro. Estoy a mitad de camino, y a estas alturas espero no llegar nunca, para seguir siempre en tránsito, en movimiento, avanzando, con la sensación de estar, de ser. Puedo sentir el ritmo de mi propia respiración. Percibo el movimiento de mi pecho tras cada inhalación, mientras el sol de mañana entibia mi piel. Siento un poco de cursilería en la escena, pero esta vez no me importa -esta soy yo, sentada al lado del camino, como Fito, como las que vinieron antes de mí y las que vendrán. Ya no quiero justificarme, ni inventar excusas para los demás. Quiero sentir, nada más, y ser, y seguir estando en este lugar, en este camino, con este sol, con esta luz. Se están gestando nuevos personajes en cada paso, y están allí, esperando a ser descubiertos, esperando pacientemente a que les quite el velo y los deje salir a jugar. Pero por ahora me permito este momento, este instante perdido en la circularidad del tiempo en la que estoy suspendida. Es un fragmento, nada más, pero es necesario para continuar. Detenerse, respirar, ser, y luego continuar.

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