domingo, junio 27

Breve comentario sobre la vida académica

 Amo la literatura. Esto es algo que sé sobre mí desde que tengo diez años y sé que no va a cambiar. Hace diez años, también, que he dedicado mi vida a estudiar, analizar e investigar la literatura, aunque eso no se parezca -no siempre, no del todo- al amor por ella. Ahora que estoy terminando mi Magister, en pleno proceso de preparación de la defensa de mi tesis, necesito hacer un alto en mi trabajo y escribir sobre todo lo que la literatura me hace sentir en este momento, desde este amor profundo que me ha llevado hasta aquí, hasta el odio, la ansiedad y la inseguridad que a veces surgen desde ella en el contexto de la academia o de la universidad. Soy consciente que todas las decisiones que he tomado en mi vida académica me han llevado hasta aquí: terminar la licenciatura, estudiar la pedagogía, empezar un magister, dedicarme dos años a enseñar en colegio, terminar mi tesis en Alemania. No me arrepiento de ninguna de mis decisiones, porque me gusta mi trabajo, me gusta lo que he hecho, me gustan mucho los temas que he investigado y que he ido delimitando como mis áreas de investigación. Sin embargo, lo que no me gusta es lo que este régimen me hace sentir, y es por eso que he decidido dejar de estudiar hasta nuevo aviso después de terminar este proceso. En los últimos tres años de mi vida cada trabajo final, cada entrega de tesis, cada avance, ha estado acompañado de una ansiedad e inseguridad tremendas que me llevan a trabajar en un estado de autodestrucción que a estas alturas ya es hora de que reconozca. En cada entrega, y en este caso en la preparación de la defensa, mi cuerpo y mente solo son trabajo, solo son tesis, solo son texto, presentación, reflexión; dejo de comer, casi dejo de dormir, y no pienso en nada más que eso. No ayuda mucho, además, que gran parte de estos procesos estén acompañados curiosamente por procesos de duelo personal -términos de relaciones, estados depresivos, encierros. ¿Se supone que tiene que ser así? ¿Se supone que tiene que doler y dañar de esta manera? Yo creo que no, pero la verdad es que todos estos años el mundo a mi alrededor ha parecido estar convencido de que sí: que los trabajos se logran no durmiendo, que todo se hace a última hora, que si no sufriste por la tesis entonces no es tan importante, no es tan fuerte. De nuevo, yo creo que no. Hay algo tóxico en el ambiente universitario que en un principio, cuando era niña, no quería ver, y que ahora está más claro que nunca ante mis ojos. La universidad, la misma que tramita todo en exceso, la misma que siempre parece complicarlo todo porque sí, la misma que no te paga los sueldos cuando realmente trabajas para ella, te exige, sin embargo, rapidez, condensación, síntesis, hazlo rápido porque detrás tuyo vienen diez personas más que están exactamente en la misma situación que tú. Supongo que es un problema de la educación chilena en sí, pero todos queremos creer que la universidad es distinta, que la UCH es anti neoliberalismo, anti sociedad del cansancio, porque todos criticamos estos regímenes en nuestras tesis y proyectos, pero no es así. 

Amo la literatura y siempre la voy a amar. Quisiera dedicar mi vida a leer libros, hablar sobre ellos, analizarlos, proponer lecturas. Pero creo que era más feliz trabajando en una librería que haciendo un magister. Era más feliz escribiendo una ponencia para un congreso que haciendo una tesis. Y en este momento de mi vida necesito inclinarme por lo que realmente me hace feliz. 

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