lunes, octubre 23

#93

Las niñas de ahora no se peinan. Se dejan el pelo suelto, como la Gloria Trevi, y juegan a que  el viento las despeine cuando están en la calle. Las niñas de ahora dicen malas palabras, se sientan con las piernas abiertas y no tienen miedo de decir lo que piensan. No se quedan calladas, aunque de chicas les enseñaron a guardar silencio y dejar que el papá hablara. Hablan fuerte, gritan si quieren, y miran a los ojos con la cabeza en alto. Están conscientes de lo que son: niñas, mujeres desde siempre, lejos de la amada silenciosa de Neruda, más como la bella rebelde de Wilms Montt. Las niñas de hoy deciden lo que quieren ser (no una Barbie Girl), deciden donde ir, con quien estar, a quien dejar. No se dejan pisotear aunque el universo se les caiga encima. Por eso no se peinan; porque en los nidos de sus cabellos está su fortaleza, en la trenza bien firme de Bombal, entre los nudos y los brillos y el olor a champú; porque entre sus hebras está el dolor, el amor y el valor de quien ha luchado mil batallas y aún sigue en pie.

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